Bolivia rinde homenaje a Francisco, el papa amigo

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Una eucaristía oficiada en la Catedral Metropolitana Nuestra Señora de La Paz por el nuncio apostólico en Bolivia, monseñor Fermín Sosa, fue el preámbulo de los homenajes que hoy rinde Bolivia a Francisco, “el papa amigo”.

La presencia de cientos de católicos que oraron este lunes por el descanso eterno del Santo Padre junto a una amplia representación del cuerpo diplomático en la capilla ardiente adornada con flores instalada en el templo ubicado en la Plaza Murillo, kilómetro cero de La Paz, evidenció ese sentimiento de amistad hacia quien tras su investidura llegó a Bolivia hace 10 años.

Arraiga más ese sentido de la amistad en el corazón de los bolivianos que Jorge Mario Bergoglio (Francisco), el primer papa latinoamericano, nacido el 17 de diciembre de 1936 en Flores, Buenos Aires, Argentina, tras su elección e investidura nunca retornó a su tierra natal y sí llegó en visita pastoral a Bolivia el 8 de julio de 2015.

Tras la misa de este lunes, Prensa Latina constató que muchos asistentes prefirieron evadir la larga fila en la Catedral Metropolitana para firmar el libro habilitado con el objetivo de que los asistentes expresaran sus condolencias, y se alistan a cumplir ese trámite este martes en la Nunciatura Apostólica, ubicada en la céntrica avenida paceña Arce.

Con agrado, acogieron otros la información brindada en una nota por el arzobispo de La Paz, Percy Galván, quien comunicó que se decretaron siete días de duelo sin suspensión de actividades y la petición a los párrocos de que fijen una hora para efectuar celebraciones eucarísticas por la partida de Francisco.

En la misa de la Catedral Metropolitana este lunes, a muchos conmovió la presencia todo el tiempo del cardenal boliviano, Toribio Ticona, con 88 años de edad y un visible estado de salud delicado.

Muchos recordaban que el 8 de julio de 2015, cuando Francisco llegó al Aeropuerto de El Alto, tras ser recibido por el entonces presidente presidente Evo Morales, al ver a Ticona rompió el protocolo y fue a saludar y conversar con el amigo, cuya relación fraternal databa de los tiempos en que ambos se preparaban para ordenarse como guías espirituales.

En aquella visita, Morales otorgó a Francisco la más alta condecoración estatal boliviana, la Gran Cruz de la Orden del Cóndor de los Andes y la distinción Luis Espinal Camps, llamada así en honor a un sacerdote jesuita y activista conocido por su compromiso con los más humildes, quien fue asesinado por las fuerzas paramilitares en marzo de 1980.

Antes de llegar al Palacio de Gobierno, el papa oró en el lugar cercano a La Paz donde se encontró el cadáver visiblemente torturado de Espinal.

Francisco visitó también la Catedral de La Paz, donde instó a usar un diálogo franco entre países hermanos y evitar los conflictos, en alusión a la disputa marítima entre Bolivia y Chile.

El 9 de julio de 2015, ofició una misa en Santa Cruz de la Sierra vinculada a la apertura del Quinto Congreso Eucarístico Nacional.

Asimismo, en esa urbe asistió al Encuentro Mundial de Movimientos Populares, donde pidió perdón en nombre de la Iglesia católica por los crímenes cometidos contra los indígenas tras la llegada de los colonialistas europeos.

Su último acto en suelo boliviano fue una visita a los reclusos de la cárcel de máxima seguridad de Palmasola, en Santa Cruz, donde pidió a los administradores de los recintos penitenciarios dejar “la lógica de buenos y malos” e instó a los presos a no perder la esperanza y apoyarse en la oración para volver a empezar.

Cuando el 10 de julio de 2015 concluyó la visita pastoral y partió hacia Paraguay, ya estaba sembrado como el “papa amigo” en el corazón de los bolivianos.

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