Bolivia enfrenta una grave crisis económica y alimentaria que provoca malestar en diversos sectores de la sociedad
En un intento por garantizar la provisión de alimentos y contener la suba de precios, el gobierno del presidente Luis Arce en Bolivia paralizó las exportaciones de aceite e intervino los ingenios de arroz, lo que ha generado protestas de los productores que exigen medidas estructurales.
En la última señal de la crisis económica en el país andino, los productores de arroz iniciaron el miércoles una huelga en rechazo a las medidas del gobierno.
Alrededor de 140 ingenios de arroz en las regiones de Santa Cruz y Beni permanecían cerrados después de que la semana pasada el gobierno supervisó cinco almacenes en los que, según dijo, se acopiaba el cereal.
Las autoridades han culpado a los productores e intermediarios por la escasez y han asegurado que éstos se niegan a vender los alimentos a precios oficiales.
“Hoy no va a salir un grano de este sector… eso significa una pérdida no sólo económica”, dijo la dirigente Sonia Rocha.
A la escasez de arroz se ha sumado la falta de aceite de girasol y su consecuente aumento de precios, que el gobierno procura resolver con “parches” que no solucionan el problema de fondo, según los productores.
El martes el gobierno había condicionado a los productores de aceite a volver a exportar una vez que estén garantizados el abastecimiento del mercado interno y los bajos precios. Y la semana pasada anunció la creación de una granja de pollos estatal para combatir los altos precios. Según datos oficiales la inflación acumulada de enero a noviembre fue de 8,2 por ciento.
Los productores de arroz protestaron con sus tractores en la carretera a Santa Cruz, el motor económico de Bolivia, que ya sufre falta de combustible y de dólares para importar hidrocarburos.
Empresarios y productores se declararon en emergencia. “No permitiremos que decisiones políticas mal diseñadas debiliten aún más el tejido productivo del país”, indicó una resolución leída por Oswaldo Barriga, representante de la Cámara de Exportadores.
Arce ha evitado realizar ajustes dolorosos para abordar la crisis porque tiene la mira puesta en los comicios presidenciales del próximo año en los que podría buscar su reelección, según analistas.
En su cuenta de X, antes Twitter, el mandatario sostuvo su “compromiso de seguir implementando todas las acciones necesarias para garantizar el acceso a alimentos y combustibles para todas y todos los bolivianos”.
La crisis provocada por el agotamiento de las reservas de divisas también afecta a otros sectores como el turismo y la aviación.
Bolivia, con 12 millones de habitantes, fue un caso exitoso en América del Sur a principios de la década de 2000 cuando la bonanza de las materias primas generó un ingreso de decenas de miles de millones de dólares durante el gobierno del ex presidente Evo Morales (2006-2019), antiguo mentor de Arce y su actual rival político.
Pero el modelo fracasó cuando se agotaron las explotaciones de gas por la falta de inversión tras la nacionalización de los hidrocarburos durante la administración de Morales. Ahora la nación gasta aproximadamente 56 millones de dólares a la semana para importar la mayor parte de su gasolina y diésel.